El texto Expositivo
Concepto y
características:
Un texto expositivo es
un tipo de texto a través del cual el emisor da a conocer a su receptor algún
hecho, situación o circunstancia.
Cuando hablamos de texto escrito informativo, nos
referimos únicamente a aquel texto que ha sido escrito por un emisor cuya
intención principal es, como dijimos "dar a conocer" algo, sin que
intervengan primordialmente sus emociones ni deseos.
Son muchas las cosas que se pueden dar a conocer de
esta forma, lo central del texto en este caso es la información. Esto no quiere
decir que en un texto informativo nunca se expresen los sentimientos ni los
deseos del emisor, puesto que en ocasiones esto sí ocurre, pero de todos modos
estos siempre pasarán a segundo plano.
Esto se hace para que los receptores se enteren, y no
necesariamente para que se emocionen ni para que se entretengan. Los textos que
persigan estos objetivos serán textos poéticos o literarios, no informativos.
El texto explicativo se ocupa de dar a conocer nuevos conocimientos al
receptor del texto, expone las causas del fenómeno que se desea transmitir.
Dependiendo del tipo de receptor que sea, si especialista en el tema del que se
habla, o no, el texto explicativo será o bien divulgativo, o bien científico.
El texto divulgativo suele tratar temas de interés general y son fáciles de entender. El texto científico, en cambio, trata temas más especializados, dirigidos a un público entendido en la materia. Es el caso de una conferencia científica, por ejemplo.
Para hacer una exposición se requiere un proceso:
1. Determinar el tema del que se va a hablar o escribir.
2. Documentarse sobre dicho tema en enciclopedias, diccionarios, internet...
3. Elaborar un borrador que nos ayude a ordenar las ideas, a que el discurso sea coherente y claro.
4. Redactar el texto definitivo en un lenguaje que sea claro, que sea conciso y que sea, ante todo, correcto: no cometer faltas de ortografía, y siguiendo una estructura clara de sujeto, verbo, complementos.
Una vez concluido el proceso, la exposición debe seguir una estructura determinada.
El texto divulgativo suele tratar temas de interés general y son fáciles de entender. El texto científico, en cambio, trata temas más especializados, dirigidos a un público entendido en la materia. Es el caso de una conferencia científica, por ejemplo.
Para hacer una exposición se requiere un proceso:
1. Determinar el tema del que se va a hablar o escribir.
2. Documentarse sobre dicho tema en enciclopedias, diccionarios, internet...
3. Elaborar un borrador que nos ayude a ordenar las ideas, a que el discurso sea coherente y claro.
4. Redactar el texto definitivo en un lenguaje que sea claro, que sea conciso y que sea, ante todo, correcto: no cometer faltas de ortografía, y siguiendo una estructura clara de sujeto, verbo, complementos.
Una vez concluido el proceso, la exposición debe seguir una estructura determinada.
a. Introducción
del tema, en la que aparecerá el título de la
exposición.
b. Desarrollo del tema de forma ordenada y clara. Aquí podremos introducir ejemplos que nos ayuden a enriquecer el texto, o citas de libros o de especialistas en la materia que sirvan para lo mismo.
c. Conclusión, en la que aparezca un breve resumen de lo dicho.
b. Desarrollo del tema de forma ordenada y clara. Aquí podremos introducir ejemplos que nos ayuden a enriquecer el texto, o citas de libros o de especialistas en la materia que sirvan para lo mismo.
c. Conclusión, en la que aparezca un breve resumen de lo dicho.
El lenguaje:
Para aprender algo más acerca del texto expositivo,
comenzaremos por conocer cuáles son sus principales aspectos, que se deben
cuidar al redactar, y que se aprecian al leer un texto informativo bien
construido. Veamos.
El lenguaje de un texto informativo debe ser, sobre
todo, formal.
En cierto modo, este es diferente del que utilizamos
día a día para comunicarnos en forma oral, y diferente también del que usamos
para escribir textos de otra índole.
Esta diferencia radica en que debe ser un lenguaje
ejemplar, preciso y correcto.
Ejemplar: al escribir un texto informativo
no se deben usar palabras familiares, ni vagas, ni mucho menos indecorosas.
Tampoco se trata de que las palabras sean rebuscadas, por el contrario, deben
ser comprensibles.
Preciso: debe tener mucha claridad; nada
de metáforas poéticas, refranes populares, ni ningún otro elemento que pudiera
producir dobles interpretaciones. El mensaje debe quedar perfectamente claro
para quien lee, ya que el objetivo que se debe cumplir es informar, y un
receptor confundido no estará informado.
Correcto: tanto ortográfica como
morfosintácticamente. Al escribir un texto informativo debes cuidar que no se
te escape ningún acento, ninguna coma, que las frases y oraciones estén bien
construidas, así como también los párrafos.
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